Morató

En la frontera entre la trama urbana y el Turó del Coll, Anna Noguera creó una obra que es una transición entre lo construido y el medio natural: una casa que se define por el respeto a lo existente, por el uso de materiales naturales y por su integración con la naturaleza. Es una casa-ventana que desdibuja el límite entre el interior y el exterior, permite vivir los cambios naturales del clima e integra el paisaje en la vida cotidiana.

La construcción es de madera y arcilla; madera por fuera, formando una fachada ventilada, y placas de arcilla por dentro, consiguiendo una buena inercia térmica. Los pavimentos exteriores son de piedra caliza colocada en seco y la piscina se depura de manera natural con plantas y tratamiento ultravioleta.

Una vivienda que es la oportunidad de vivir en relación directa con la naturaleza sin salir de la ciudad. Un proyecto que ratifica una manera de habitar y de hacer arquitectura.

La vivienda se adapta a la topografía al descomponerse en tres volúmenes que se desplazan en altura para minimizar el impacto volumétrico y que se abren hacia la buena orientación solar y las buenas vistas. La escalera, en el centro de la casa, crea un espacio de doble altura que articula todas las estancias a partir de un recorrido circular.

Las decisiones de diseño —como la implantación y los materiales— y la selección de tecnologías de eficiencia energética —como la aerotermia o el sistema de recuperación de calor— permiten que la vivienda responda a criterios de sostenibilidad ambiental.