Explicación, por la arquitecta Anna Noguera, sobre el proyecto y obra de su propia vivienda en el Turó del Coll de Barcelona, uno de los «tres turóns» (cerros) de la ciudad condal.
La intervención parte del intento previo de rehabilitar una construcción pre-existente, en un contexto de edificaciones de los años’50, en su mayoría autoconstruidas. Las patologías causadas por el transcurso del tiempo y
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Explicación, por la arquitecta Anna Noguera, sobre el proyecto y obra de su propia vivienda en el Turó del Coll de Barcelona, uno de los «tres turóns» (cerros) de la ciudad condal.
La intervención parte del intento previo de rehabilitar una construcción pre-existente, en un contexto de edificaciones de los años’50, en su mayoría autoconstruidas. Las patologías causadas por el transcurso del tiempo y la escasa calidad tanto de los materiales como del sistema constructivo obligó finamente a replantear la estrategia, asumiendo la necesidad de un derribo y cuenta nueva.
El proyecto, partiendo así de cero, supone algo cercano a lo que en academia se consideraría síntesis de un proyecto investigador; en este caso síntesis de la experiencia y motivaciones profesionales de la arquitecta, aplicadas a su propia casa y en el contexto del tiempo presente.
Así los planteamientos de sostenibilidad material e intelectual y de discreción en la integración en paisaje, ya sea éste urbano o natural, resultan tan determinantes como el obligado potencial como mirador o la asumida estructura familiar de los habitantes: la pareja, los hijos, la biblioteca-estudio y la naturaleza inmediata. Cuatro casas en una, en cierto modo; independientes cada una de ellas, pero también combinadas en una espiral de geometría rigurosa.
La posición central de la escalera con el sistema de terrazas y espacios intermedios configuran así la convivencia entre esas cuatro maneras alternativas de habitar, o de ser habitante, en una misma casa, subrayado todo ello por un sistema constructivo ligero, con escasos materiales además no tratados, en su estado original, genuinos.
El resultado: una exquisita burbuja habitable, capaz de ofrecer a sus moradores el placer de convivir con la independencia e intimidad de las estancias propias de un pequeño monasterio, de un palacio seglar, de una pequeña alcazaba; a la par que de sentir la poderosa sensación de flotar sobre el tapiz de las luces y el estrépito de la ciudad, desde la deseada, buscada y conseguida quietud de una arquitectura y un paisaje interior, o inmediato, donde el ruido formal y el sonoro han sido definitivamente exiliados y la integración con lo natural ocupa su lugar.
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Anna Noguera · Vivienda · Turó del Co…
